sábado, 19 de febrero de 2011

12. LEER LA BIBLIA EN LA IGLESIA


Texto bíblico: Nehemías 8, 1-12.

1. Ambientación

     La Palabra ha de convertirse en el alimento diario de cada cristiano. El creyente que desea entrar por los caminos de la interioridad, en el mundo de la oración, encuentra en la Biblia lo que  necesita para ese diálogo personal con el Señor. Pero, la Biblia, donde mejor se lee, se  interpreta, se ora y se vive es en el ámbito de la comunidad cristiana, en la Iglesia.  Reflexionemos sobre este punto. 

2. Vemos la realidad  

   Tal vez, podamos afirmar que hemos encontrado el gusto por la Palabra. Estas reflexiones  en grupo nos han hecho bien y nos han despertado el hambre por la Palabra. Hasta es posible que muchos de nosotros ya la leamos cada día y hagamos la oración con y desde ella. Si .es así, ¡enhorabuena!. Aunque es un don del Señor, pero es justo reconocer que  la colaboración personal también ha estado presente.

   Demos un paso más y  miremos a nuestro alrededor. ¿Cómo haremos que en nuestra  familia también se despierte  esta hambre de la Palabra? Esto es más difícil ¿verdad? y ¿qué podremos hacer para que los vecinos y otros hermanos y hermanas de la colonia puedan  beneficiarse como nosotros del don de la Palabra?

 No hay duda de que todo esto supone un reto a cada uno de nosotros. Y hay que verlo desde el plan de Dios sobre nosotros. La Palabra nos envía para que seamos misioneros de la Palabra. Esto es hacer Iglesia, construir comunidad. La Palabra hace la Iglesia.

3.  Leemos la Palabra de Dios  (Leer el texto señalado)

Explicación

   Este texto es emocionante. El pueblo judío ha vuelto del destierro de Babilonia. Ha comenzado  a restaurar sus viviendas y el templo. El sacerdote Esdras y el gobernador Nehemías trabajan juntos para que el pueblo rehaga su vida social y su vida espiritual. Todos van reconstruyendo sus vidas en torno a la Ley del Señor.
   La proclamación de la Palabra en la plaza pública arranca lágrimas de emoción al pueblo que,  después de casi cincuenta años de destierro, alejados de la patria, de Jerusalén, del templo, de los sacrificios, de nuevo escuchan y oran en público, como pueblo reunido litúrgicamente.

   Pero, no hay por qué llorar. Hay que hacer fiesta. Es un día consagrado al Señor. ¡Qué  hermoso! ¡Todo el pueblo reunido para escuchar la Palabra! La asamblea de los fieles: éste es el lugar propio para proclamar y escuchar la Palabra. Nosotros lo hacemos, sobre todo, en la Liturgia. Porque... :

Reflexión


a.     La Biblia nació en la vida de un pueblo

   Los relatos y los escritos de la Biblia nacieron de la fe del pueblo de Israel primero y del  pueblo cristiano en el Nuevo Testamento. La Biblia nació con y para la comunidad. Sus  materiales son reflexiones y experiencias surgidas desde la comunidad.

   El pueblo hebreo se unía a la Palabra para mantener su propia identidad como tal. En los  tiempos del destierro en Babilonia, sólo tenían la sinagoga, el lugar de la proclamación y de la escucha de la Palabra y de la oración. El templo había quedado derruido en Jerusalén.

b.     La Palabra crea la comunidad

     Lo mejor y más central de la Escritura es el Nuevo Testamento. De éste, el Evangelio de Juan. De éste, la oración sacerdotal, que se resume en las palabras: 'Que todos sean uno como tú, Padre, y yo somos uno' (San Agustín).

    La Palabra crea comunidad en doble dirección: horizontal, hacia los hermanos y vertical, hacia Dios. La Biblia está hecha para ser leída, sobre todo, en comunidad. Que es cuando se convierte de verdad en Palabra de Dios. Si la Biblia se lee sólo individualmente, se corre el peligro  el cristianismo se convierta en una religión del libro La Biblia es lectura comunitaria. Incluso, hasta la Palabra más individualizada, como puede ser la de algunos profetas, aparece con claras referencias comunitarias.

c.     La Palabra convoca v hace comunidad

   El pueblo de Israel ha sido la asamblea de los convocados por la Palabra. Una masa de fugitivos de Egipto toma conciencia de ser pueblo cuando Dios, por medio de Moisés, les conduce al Sinaí para manifestarles sus palabras  (Decálogo quiere decir diez palabras) y hacer con ellos la Alianza (Ex 19-24).

   Cuando Israel es infiel a esa Alianza, se desintegra y es pasto de otros pueblos invasores.

   La renovación de la Alianza parte de una asamblea litúrgica. En ella, el pueblo y los  dirigentes deciden convertirse a la Palabra, a la Ley, con el rey Josías (2 Re 22-23).

    Después del destierro de Babilonia, la comunidad vuelve a reconstruirse, una vez más, en virtud de la proclamación y aceptación de la Palabra (Neh 8-10).

d.  La Iglesia actualiza la Palabra

   La Sagrada Escritura y, en particular, el Nuevo Testamento, se formaron en el seno de la comunidad del pueblo de Dios, de la Iglesia, reunida en torno a los apóstoles (Pablo VI).

    Es justo decir que, si la Palabra convocó a la Iglesia, también la Iglesia ha sido la matriz donde se ha formado y crecido la Escritura. La Iglesia es la que actualiza el mensaje de la Palabra para  el hombre de nuestros tiempos.

 eLa Palabra hace lo que dice
   Cuando la Iglesia en la Liturgia proclama la Palabra y el celebrante la comenta en la homilía, entonces es el momento preciso de la actualización de la Palabra. Ésta se realiza en la celebración litúrgica. Y tiene la capacidad de realizar en el corazón de los fieles los mismos efectos que los que la lectura ha proclamado. La Palabra es eficaz  (Heb 4, 12).

   No es una Palabra que se recuerda solamente o que sirve de testimonio o ejemplo para animar al que la escucha. Es una Palabra que tiene su efecto, parecido a lo que realiza el sacramento en el alma de quien lo recibe.

   Como en los tiempos del Evangelio, la Palabra de Jesús era eficaz, es decir, hacía lo que decía, así es ahora  esa misma Palabra. Por la Palabra de Jesús, los paralíticos, los ciegos y hasta los muertos recibían los efectos de su mandato.

    Hoy, en la Liturgia, cuando el pueblo de Dios celebra el culto a Dios comunitariamente, la Palabra recobra toda su virtualidad, para producir los mismos resultados en los fieles, que la acogen, la meditan, la oran y tratan de llevarla a la práctica.

4. Dialogamos y confrontamos nuestra realidad a la luz de la Palabra

·         ¿Cómo escucha el pueblo cristiano la Palabra proclamada en la Liturgia? Por ejemplo, ¿en la Misa dominical? ¿Qué efecto nos produce eso de: llegar tarde, de no atender, de visitar a algún santo o incluso confesarse durante la Misa?

·         Si realizamos el ministerio de lector de la Palabra, ¿cómo nos preparamos, cómo leemos (mejor, proclamamos) la Palabra? ¡Cuánto hay que aprender en este sentido!.

·         ¿Nos damos cuenta de que la Palabra, en la celebración litúrgica, tiene fuerza de sacramento?


5.  Nos comprometemos

·         Personalmente, ¿a qué me comprometo? Cada uno diga su compromiso.

·         Como grupo, ¿qué podemos hacer para mejorar la escucha de la Palabra en nuestra comunidad?


6.  Juntos oramos

·         En una pausa de silencio, cada uno ore al Señor. Darle gracias por la Palabra. Ponerse en disponibilidad total a la Palabra, como María: Hágase en mí según tu Palabra.

En la vida del cristiano, la Biblia...


·         Leída: 
-          al comienzo o al terminar el día.
-          en la espera del camión o del metro.
-          en el viaje o en intervalos del trabajo.
-          en la familia o en la reunión de grupo.

·         Estudiada
-          en los bancos de la escuela o colegio.
-          en la catequesis o reuniones de grupos.

·         Proclamada:
        -      en la Liturgia o en las celebraciones.

·         Reflexionada:
        -    en los grupos bíblicos o
-    en otros grupos de creyentes.

·         Compartida:
-          en clima de fe, oración y compromiso. 

·         Confrontada:
       -     con nuestra vida y la realidad de hoy. 

·         Enseñada:
-          por los biblistas, catequistas y sacerdotes.

·         Explicada:
-          por los creyentes a los catecúmenos a los menos  creyentes.  

·         Meditada:
-          en la lectura individual y en el grupo.

·         Orada:
-          en la Liturgia, en la familia, en la intimidad, en el grupo.

·         Dialogada:
-          con Dios y con los hombres.

·         Transmitida:
-          con amor y entusiasmo a los no creyentes.

·         Anunciada:
       -     con las palabras y con la vida.

·         Traducida:
       -      en gestos, en símbolos y en la vida.


FICHA DE AUTO-EVALUACIÓN  

(Ponga una señal debajo de V o F, si cree que la afirmación propuesta es  verdadera o falsa)

1.     Para hacer verdadera oración, al cristiano le basta aprenderlo en los
      libros de espiritualidad de los escritores cristianos de todos los  tiempos..................       V      F

2.   Los creyentes del AT no conocieron el valor de la Palabra de Dios...........................       V      F

3.    El lugar propio para escuchar la Palabra es la asamblea litúrgica ...........................       V      F

1.     La Biblia nació de la comunidad de creyentes en el AT  de la comunidad
      cristiana en el NT..........................................................................................................      V     F

2.     Si se lee solamente en privado la Biblia, el cristianismo corre el riesgo de
      convertirse en una religión del libro...............................................................................     V      F

6.   De la fidelidad al cumplimiento de la Alianza dependía el éxito político de
      Israel como nación.........................................................................................................     V      F

1.     Al escuchar la Palabra, el cristiano de y sabe que esa Palabra se realizó en el

      pasado y que hoy esa Palabra es sólo un bello ejemplo para nosotros........................    V       F

2.     Para los efectos espirituales, da lo mismo leer la Palabra en privado que en
      comunidad.......................................................................................................................    V      F

9.    La escucha de la Palabra tiene la misma eficacia cuando es leída en un
      grupo numeroso de cristianos que cuando es proclamada en la Misa ...........................   V      F

10. La Palabra, por sí misma, tiene que ser leída más en comunidad que en
     privado..............................................................................................................................    V      F

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