sábado, 2 de abril de 2011

Humildad camino a la verdad

"El fariseo erguido oraba así en su interior: Dios mío te doy gracias porque no soy como los demás hombres..." Lc 18, 9-14. Esta famosa parábola del fariseo y el publicano nos invita a no tener miedo a reconocer nuestras fallas.

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