DOMINGO X DEL
TIEMPO ORDINARIO – C
MONICIÓN DE
ENTRADA
PAZ
Y BIEN. Retomamos el camino litúrgico del tiempo ordinario y este domingo se
nos invita a comenzar de nuevo. Jesús se acerca a nosotros para darnos una
nueva oportunidad de vida en la Iglesia, como lo hizo con el hijo de la viuda
de Naim. San Pablo nos recuerda su propia experiencia de converso y nos anima a
escuchar el Evangelio con la buena nueva que anime nuestro entusiasmo en el
seguimiento de Jesucristo. Con este deseo de renovación y reanimación
celebramos hoy nuestra Eucaristía.
MONICIÓN A LA 1ª
LECTURA – I Reyes 17, 17-24
Nos
cuenta el libro de los Reyes una historia de la vida del profeta Elías, en la
que se pone de relieve la fuerza de la oración intercesora del profeta a favor
de la familia que lo hospeda. Escuchemos.
MONICIÓN AL
SALMO 29
En
este salmo expresamos nuestra alabanza a Dios porque, como en el caso del
salmista, también en nuestra vida se han dado muchas circunstancias en las que
Dios ha sido generoso con nosotros.
MONICIÓN A LA 2ª
LECTURA – Gál 1, 11-19
Escuchemos
ahora el relato de la conversión de San Pablo, poniendo de relieve el carácter
eclesial de su vocación y su fidelidad al evangelio recibido del mismo
Jesucristo.
MONICIÓN AL
EVANGELIO – Lc 7, 11-17
El
relato que vamos a escuchar en el santo Evangelio nos invita a sentir la
solicitud de Dios por nosotros, a fin de que tengamos la vida de verdaderos
hijos de Dios con la ayuda de la Iglesia, en la que hemos nacido.
REFLEXIÓN
HOMILÉTICA
Con
Cristo hemos resucitado a la vida de los hijos de Dios en los misterios que
hemos celebrado en la Pascua. Esa vida necesita sus cuidados para desarrollarse
y llegar a la madurez así como para defenderla de los peligros.
Como
Jesús entregó al joven a su madre, también a nosotros nos entrega a los
cuidados de la Iglesia, que con la Palabra y los sacramentos cuidará de nuestro
crecimiento y de nuestra salud espiritual.
Nos
sirven estos ejemplos para entender que nuestra vida en este tiempo litúrgico
ordinario es para crecer en la vida espiritual, ayudados y protegidos por la
Iglesia. Madre y maestra de los creyentes en Jesús.
PRECES DE LOS
FIELES
Sacerdote: Con toda la
confianza de hijos, sabiendo que Dios está empeñado en nuestro bien y en
nuestra vida abundante, nos dirigimos a Él, expresándole nuestras necesidades.
Respuesta:
Padre, escúchanos.
-
Por
todos los que tienen en la Iglesia la responsabilidad de cuidar por la vida del
Espíritu, para que sean fieles instrumentos del amor y de la vida de Dios.
Oremos.
-
Por
todos los que en el mundo tienen la responsabilidad del gobierno de las
naciones, para que sean así mismo defensores y promotores de la vida. Oremos.
-
Por
todos los más necesitados de los derechos humanos en nuestra sociedad y en el
mundo, para que sientan la fuerza de la vida de Dios en ellos. Oremos.
-
Por
nuestra comunidad parroquial, para que sea instrumento de Dios en la promoción
de la vida del cuerpo y del espíritu. Oremos.
Sacerdote: Padre de
bondad, que te complaces en la vida del pecador y en la vida del justo, derrama
abundantemente en nosotros la riqueza de tu Espíritu y de tu vida. Por Cristo
nuestro Señor. Amén.
MONICIÓN DE
ENVÍO
Llevemos
en nuestro corazón la alegría del evangelio de la vida, que hemos escuchado, y
sintamos también la necesidad de ser instrumentos de Dios para que todos tengan
vida abundante.
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