DOMINGO XIII T.O. – A
Monición de entrada
Paz y bien. Retomamos en este domingo el ciclo del tiempo ordinario y la liturgia nos ofrece considerar un tema de primera importancia: nuestra vida cristiana como experiencia de comunión con Cristo. Una comunión que parte de nuestro bautismo y se realiza en la experiencia de discipulado. Tratemos de entrar en este misterio, que renovará nuestras vidas en nuestra vocación a ser discípulos y testigos de Cristo.
Monición a la 1ª lectura – II Reyes 4, 8-11. 14-6
En esta primera lectura se pone de relieve cómo Dios se hace presente a través de ciertas personas y cómo a través de ellas puede repartir sus bendiciones y gracias sobre otras.
Monición al Salmo 88
Nos invita el salmo a proclamar la misericordia del Señor y también su fidelidad; dos experiencias espirituales que dan sentido y consistencia a nuestra vida cristiana.
Monición a la 2ª lectura – Rm 6, 3-4.8-11
Se recuerda en esta segunda lectura el gran misterio que hemos vivido en nuestro bautismo, que lo renovamos en la celebración de la Pascua y que da sentido a toda nuestra vida. Escuchemos.
Monición al Evangelio – Mt 10, 37-42
El pasaje que vamos a escuchar es uno de los más radicales del evangelio, que nos confronta con la realidad que Dios ha de ser siempre el primero en nuestra vida. Escuchemos.
PRECES DE LOS FIELES
Sacerdote: Acogiendo la riqueza de vida que Dios nos ofrece en nuestra vocación cristiana y conscientes del reto que ello supone para nuestra vida, nos unimos en oración.
Respuesta: Escúchanos, Padre.
- Por la Iglesia y toda la Jerarquía, para que sea siempre fiel al mensaje evangélico tanto en la proclamación como en la vivencia del mismo.Oremos.
- Por todas las autoridades civiles para que en nuestro mundo de hoy sean una fuerza de paz, de justicia y seguridad para sus ciudadanos. Oremos.
- Por tantos que sufren necesidades corporales, morales y espirituales, para que encuentren en nosotros los mediadores de la providencia de Dios. Oremos.
- Por todos nosotros, para que vivamos responsablemente nuestra vocación cristiana, siendo así testigos de las realidades sobrenaturales del reino de Dios. Oremos.
Sacerdote: Padre bueno, que en tu Hijo Jesucristo nos has mostrado tu inmensa benevolencia, acoge estas intenciones para que gocemos de ella en la medida de nuestra necesidad. Por Cristo N. Señor. Amén.
MONICIÓN DE ENVÍO
Acogiendo el reto de Jesús de darle a él y a su programa de vida el primer lugar, vayamos a nuestra vida con la seguridad de que él nos ha renovado espiritualmente y de que seguirá con nosotros para dar un testimonio digno de su llamado.
0 comentarios:
Publicar un comentario