"La multitud de los que habían creído tenían un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía" He 4, 32-37. ¡Qué ideal de vida para reivindicar la imagen de la Iglesia como comunidad de hermanos!
martes, 9 de abril de 2013
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