DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO - B
MONICIÓN AMBIENTAL
PAZ Y BIEN. La gracia de Dios, infundida en nuestros corazones desde el bautismo, va abriéndose camino en nuestra vida, siempre y cuando nosotros le ofrezcamos una mínima colaboración. Es como la semilla sembrada en el campo, que germina y crece gracias a los elementos y circunstancias de la naturaleza. Dispongámonos a celebrar en la Misa este misterio de la gracia de Dios que nos salva y santifica.
MONICIÓN A LA 1ª LECTURA – EZEQUIEL 17, 22-24
El profeta Ezequiel anuncia el deseo de Dios de llevar a cabo sus planes de prosperidad para su pueblo por medio de unas imágenes, tomadas de la vida natural vegetal. Escuchemos.
MONICIÓN AL SALMO 91
El salmo nos invita a dar gracias a Dios por las maravillas que hace constantemente entre quienes confían en Él. Con esta intención lo hacemos nuestra esta oración.
MONICIÓN A LA 2ª LECTURA – II CORINTIOS 5, 6-10
En la siguiente lectura nos comparte San Pablo ahora su anhelo profundo de agradar a Dios a través de todos sus afanes apostólicos y a través de todas sus dificultades.
MONICIÓN AL EVANGELIO – MARCOS 4, 26-34
Nos presenta este pasaje evangélico dos parábolas, que nos ponen de relieve la fuerza de Dios a través de la gracia de su Reino, que se establece en nuestros corazones como la semilla sembrada en la tierra y que produce sus frutos por sí sola.
PRECES DE LOS FIELES
Sacerdote: Sintiendo en nosotros la necesidad de la gracia de Dios que inspire y acompañe toda nuestra vida, nos dirigimos a Dios en oración y a cada petición diremos:
Padre Nuestro, escúchanos.
- Por la Iglesia, para que sea fiel a la gracia recibida de ser presencia del Reino de Dios en la humanidad. Oremos.
- Por la paz y la justicia en todos los países. Oremos.
- Por todos los que sufren en sus vidas los efectos de la violencia, de la guerra, del hambre o de la soledad. Oremos.
- Por todos los padres de familia, para que sean instrumentos de Dios en el amor y cuidado de sus hijos. Oremos.
- Por todos nosotros, para que dejemos que la semilla del Reino, que Dios ha puesto en nuestros corazones, crezca y dé en nosotros frutos de santidad. Oremos.
Sacerdote: Dios de toda bondad, que tus planes de amor y salvación, encuentren en nosotros una acogida favorable para tu gloria y salvación del mundo. Por Cristo N. Señor. Amén.
MONICIÓN DE ENVÍO
Llevemos en nuestro corazón la riqueza de la gracia, que Dios ha sembrado en nuestros corazones es esta Eucaristía, para que hagamos presente entre nosotros la fuerza salvadora de su Reino.
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