VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MONICIÓN DE ENTRADA
Paz y bien. La religiosidad de los pueblos ha estado centrada normalmente en prácticas religiosas, queriendo, a través de ellas, ganarse el favor de Dios. Hoy vamos a ver a un Jesús que, con su modo de actuar, nos da a entender que lo genuino de nuestra religiosidad cristiana es honrar a un Dios, que es amor, amando y sirviendo a quienes compartan nuestra vida y necesiten de nosotros. Entonces es cuando podemos acercarnos a Dios y ofrecerle el culto agradable de nuestra adoración.
Monición a la primera lectura – Levítico 13, 1-2.44-46
Nos explica la primera lectura las normas de Israel sobre los leprosos que eran impuros para el resto de la comunidad y los apartaban de toda actividad social y religiosa.
Monición al salmo – Salmo 31
Hoy el salmo responsorial nos invita a pedir perdón, sintiéndonos en necesidad de purificación y de sanación espiritual ante Dios.
Monición a la segunda lectura – I Corintios 10, 31-11,1
San Pablo nos ofrece un principio de santidad interior: hacerlo todo en el nombre de Dios, es decir, con la intención de complacerlo, de manera que nada desdiga de nuestra fe en Él.
Monición al Evangelio – Marcos 1, 40-45
En contraste con lo que hemos escuchado en la primera lectura, en este relato evangélico vamos a ver cómo Jesús nos enseña con su ejemplo a no discriminar a las personas por sus condiciones externas ni por ninguna otra razón.
Reflexión homilética:
- Pensemos un poco en las situaciones humanas y sociales en las que se dan tantas discriminaciones: hacia enfermos incurables o contagiosos, hacia los pordioseros, hacia enfermos mentales, hacia los ancianos, etc.
- ¿En qué forma tu fe en Jesucristo te ayuda a contarte entre los solidarios y no entre los discriminadores?
- ¿Qué importancia tiene en tu experiencia religiosa tu modo de tratar a las personas?
- Jesús nos enseña a buscar y reunir a los que están perdidos, a los que son rechazados, a los que son discriminados, ya que en toda persona humana está el sello de la imagen divina.
PRECES DE LOS FIELES
Apoyados en la misericordia divina hacia todos nosotros, nos atrevemos a presentarle con confianza nuestras necesidades e inquietudes.
Respuesta: Escúchanos, Padre.
- Por todos los que en la Iglesia han sido llamados a ser guías y maestros, para que sean fieles en su servicio sin discriminaciones hacia nadie. Oremos.
- Por todos los que han sido llamados a gobernar los países, para que sean responsables de su labor como servicio a los más necesitados. Oremos.
- Por todos los marginados de nuestro mundo por razón de su raza o condición social, por razón de su color o condición económica o por cualquier razón humana, para que sigan trabajando por gozar de sus derechos por todos los medios a su alcance. Oremos.
- Por todos los que nos llamamos seguidores de Jesucristo, para que seamos como él, instrumentos de igualdad y justicia hacia todos, sin discriminaciones de ningún género. Oremos.
Sacerdote: Padre bueno, que quieres que todos seamos uno y gocemos de tu bondad y providencia, acoge estas oraciones y derrama en abundancia tu gracia sobre todos los que llevamos en nuestro corazón tu imagen y semejanza. Por Cristo N. Señor.
Monición de envío
Sintamos en nuestra vida la responsabilidad gozosa de ser los mensajeros de la bondad de Dios, tratando, como Cristo, de crear una sociedad donde haya más unidad, más justicia, más aceptación y respeto hacia todos.