"Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso, Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida" Hbr 2, 14-18. Bastante claras las palabras de la carta a los hebreos.
miércoles, 14 de enero de 2015
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