sábado, 16 de mayo de 2015

MONICIONES

DOMINGO VII – LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Ambientación general Paz y bien. “El Señor Jesús subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios”. Con estas palabras nos anuncia el Evangelio el final de la misión de Jesús en la tierra, después de encomendar a los apóstoles que fueran a todas las naciones a predicar la buena nueva del Evangelio. La Ascensión del Señor al cielo que hoy celebramos, es la fiesta de la glorificación de Cristo como Señor nuestro, para que derrame sobre la Iglesia y el mundo la abundante riqueza de la salvación. Con este deseo y esta esperanza celebramos la Eucaristía de este día. Monición a la 1ª lectura – Hechos de los Apóstoles 1, 1-11 Nos ofrece el pasaje de los Hechos de los Apóstoles, que vamos a escuchar ahora, un breve resumen de la vida de Jesús con dos misterios culminantes: la promesa del Espíritu Santo y la ascensión de Jesús al cielo. Escuchemos atentamente. Salmo 46 Unamos nuestras voces y nuestros corazones para aclamar con este salomo a Cristo como Rey supremo del universo. Monición a la 2ª lectura – Efesios 4, 1-13 Nos expone san Pablo en este pasaje de su carta a los Efesios cómo toda nuestra historia en la Iglesia gira en torno a Cristo, glorificado para compartir la plenitud de su gloria con todos los que creamos en él. Monición al Evangelio – Marcos 16, 15-20 Nos recuerda este breve relato del evangelio la despedida de Jesús y la misión que encomendó a los Apóstoles y en ellos a la Iglesia. Escuchemos. Preces de los fieles Sacerdote: La glorificación de Cristo, como primogénito de la humanidad, nos invita abrir nuestro corazón a la gracia y benevolencia de Dios. Respuesta: Padre, escúchanos. -Por toda la Iglesia, en la Jerarquía y en el pueblo santo, para que sea fiel a su misión evangelizadora. Oremos. -Por toda la humanidad, para que reconociendo la soberanía de Cristo, pueda gozar de la justicia y paz de su reino. Oremos -Por todos los que van por los caminos del mundo sin conocer su dignidad de hijos de Dios y sumidos en el vicio o en el pecado. Oremos. -Por todos los que celebramos esta fiesta de Cristo glorificado, para que seamos espejos de su gloria e instrumentos de su salvación. Oremos. Sacerdote: Dios Padre, te pedimos que acoja benignamente esta intenciones para que en nosotros y en el mundo se haga realidad la abundante gracia de tu salvación. Por Cristo nuestro Señor. Monición de envío Escuchemos y llevemos en nuestro corazón, como los apóstoles, la misión que Jesús encomendó a su Iglesia al subir al cielo: “Vayan y proclamen la buena nueva hasta los últimos rincones del mundo”.

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