"Todos los que tenían enfermos se los llevaban a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades" Lc 4, 38-44. No hay enfermedad o mal que nos aqueje que no encuentre en Dios una respuesta favorable.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario