viernes, 25 de mayo de 2012

Moniciones dominicales

DOMINGO DE PENTECOSTÉS



AMBIENTACIÓN INICIAL

Paz y bien. Que resuene en nuestros oídos y en nuestro corazón la recomendación de Jesús de esperar al Espíritu Santo. Los apóstoles se reunieron en el Cenáculo hasta que llegó sobre ellos y los inundó con sus dones. Ese misterio que hoy recordamos, también lo celebramos pues se va a realizar entre nosotros si lo invocamos y  participamos activamente en la Eucaristía.



Monición a la 1ª lectura – Hechos de los Apóstoles 2, 1-11

Escuchemos ahora el relato del envío del Espíritu sobre los Apóstoles con los efectos de gracia y transformación que tuvo sobre ellos.



Salmo 103

Mientras este salmo nos presenta al Espíritu Santo como protagonista de la vida y de la historia, nosotros pedimos que descienda sobre nosotros.



Monición a la 2ª lectura – I Corintios 12, 3-7.12-13

Nos describe breve pero claramente el apóstol san Pablo cómo Dios nos da su Espíritu con diferentes dones para el servicio del conjunto de la comunidad eclesial. Escuchemos.



SE REZA LA SECUENCIA



Monición al Evangelio – San Juan  20, 19-23

En este pasaje evangélico de san Juan se nos presenta al Espíritu Santo como don y fruto de la resurrección de Cristo, con la misión principal de darnos su paz y de perdonar nuestros pecados.



PRECES DE LOS FIELES

Sacerdote: Conscientes de la necesidad que todos tenemos de los dones del Espíritu y des u presencia entre nosotros, exponemos nuestras necesidades a nuestro Padre Dios.

Respuesta: Envíanos, Señor, tu Espíritu.

-Para que la Iglesia sea fiel a su misión de ser maestra de la verdad y de evangelizar a todas las naciones. Oremos.

-Para que en todos los países se haga realidad el ideal de la unidad, de la paz y de la justicia. Oremos.

-Para que todos los más desfavorecidos de nuestra sociedad y de nuestro mundo sientan la mano benevolente de Dios en sus vidas. Oremos.

-Para que todos los que creemos en Cristo sintamos la responsabilidad de anunciar su mensaje movidos por su Espíritu. Oremos.

Sacerdote: Padre bueno, acoge estas intenciones para que, fortalecido con los dones de tu Espíritu, correspondamos fielmente a tu voluntad y seamos testigos de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.





Monición de envío

Que la fuerza santificadora del Espíritu de Dios, que hemos recibido en esta Eucaristía, nos impulse a cada uno, en el medio propio de nuestra vida diaria, a dar testimonio de una nueva vida como discípulos y seguidores de Jesucristo.




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