"Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido" Lc 18, 9-14. Con estas palabras concluye la parábola del fariseo y el publicano. Ante Dios, sólo nos queda el aceptar nuestras fallas con humildad para recibir su misericordia.
sábado, 29 de marzo de 2014
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